Fotografías de Boda en La Abadía de los Templarios

Siempre he sido muy receloso a la hora de decir te quiero a alguien. ¿Por qué? Sólo son dos palabras. Sí, pero son dos palabras que tienen, o deberían tener, un significado muy fuerte. Por eso a veces me ha costado incluso semanas lanzarme para decirlo por primera vez. Sólo lo he dicho cuando lo he sentido de verdad. Incluso cuando lo he sentido profundamente, he intentado no abusar mucho de dichas palabras para evitar que perdiesen así el valor que poseían inicialmente. De hecho, aunque ahora esté muy memo y se lo diga todos los días, recuerdo que al principio Eliška me lo echaba de vez en cuando en cara. Pero… ¿es más importante decir te quiero o demostrarlo? Quike y Elena me lo dejaron muy claro durante su boda en la Abadía de los Templarios.

Creo que nunca he escuchado esas palabras salir de la boca de Quike ni de Elena. Pero, si he decidido hablar de esto justo encima de sus fotografías de boda, es por lo que me han demostrado.

Conocí a Quike y a Elena unos dos años antes de su boda, en la Feria de la Boda del Palacio de Congresos de Salamanca. No hay una segunda oportunidad para una primera impresión, y desde luego, aunque en la feria todo fuese muy precipitado, la primera que ellos me dieron no pudo ser mejor. Fue una de esas veces que sabes desde el primer momento que entre ellos hay amor, que son de ese tipo de parejas que se casan porque quieren y PORQUE SE QUIEREN. Pero ya sabéis lo que pasa con las impresiones… que no son más que eso… y aunque a veces puedes equivocarte… este no fue, ni de lejos, el caso. Para cuando llegó el momento de hacer el preboda ya los conocía perfectamente.

Quedamos sólo un par de veces antes de dicho reportaje… pero la última vez se nos fue, para variar, el santo al cielo y acabamos cerrando una cafetería. Sí, he cerrado muchos bares de fiesta… pero nunca pensé que cerraría una cafetería pasadas las 12 de la noche. Con mi primera impresión confirmada, y sin la más mínima duda, llegó el reportaje de preboda, del que ya os hablé en esta entrada. Después la boda, que tenéis debajo de estas líneas, y finalmente un épico reportaje de postboda con tintes de Star Wars. En todas estas sesiones pude ver una y otra vez cómo las palabras no lo son todo. Cómo hay miradas que expresan puro amor y cómo hay silencios que dicen mucho más que mil te quieros.

Quike y Elena eligieron La Abadía de los Templarios para celebrar su boda. Mas exactamente eligieron el mirador que posee La Abadía de los templarios para dar el sí quiero. La suya fue una de esas ceremonias que te dejan mudo. Y no, no fue por todas las preciosas palabras y anécdotas que se contaron aquella tarde… sino por todo aquello que no se dijo, o que no se oyó, pero que se sintió.

Aún recuerdo perfectamente el momento en el que se vieron por primera vez en la ceremonia. Habría unos veinte metros entre ellos y yo me encontraba entre ambos. Aunque no pude oírlo, pude leer los labios de Quike repitiéndole rápida y temblorosamente a su madre: «Está muy guapa Elena, Está muy guapa, Está muy guapa Elena» mientras le apretaba con fuerza la mano. Esos ojos, esa confusión de sus labios, que no saben si sonreír o prepararse para llorar, es amor, del bueno, del de verdad. ¿Cómo creéis que fueron los momentos previos a dicho cruce de miradas? ¿Y los posteriores? Os he hecho un breve resumen para que veáis que no exagero, que no he dicho nada que no puedan respaldar las fotografías de su boda. Porque al final lo que busco es eso, hacer fotografías que hablen por sí mismas… y las fotografías de la boda de Quike y Elena… tienen MUCHO que decir…

Gracias Quike y Elena por dejarme compartir con el mundo esta historia de amor de otra galaxia… y aunque esto no sea una sala de cine IMAX… ¡Espero que os guste!

P.D: Mirad cómo acabé al final de la boda… 😍

Dave Casanova

Peluquería y maquillaje: Noelia Yañez